Como no hemos podido
ir todos los alumnos y profesores que hubiéramos querido -por no “armar una
algarabía”-, compartimos con vosotros lo que ha supuesto.
Nos recibió en su casa de la Guía y charlamos en una sala un
rato con él; nos animó como jóvenes a vivir
en libertad, siendo los transformadores de la sociedad del mañana. Hablamos de saber ponernos en el lugar del
otro, comprender a nuestros compañeros, etc.
Como le dijimos que la casa es muy bonita nos la enseñó un poco más:
altas paredes pintadas de blanco, con pocos adornos… muy sencilla. En la capillita, tras una pequeña oración, no
explicó cada una de sus imágenes; en su despacho…nos invitó a un bombón. Le hicimos un pequeño regalo que le gustó
mucho: una foto que nos habíamos hecho con él el día de la inauguración de
curso, el 16 de octubre. Después nos despedimos para no fatigarle, aunque le
vimos muy contento.
Esperamos volver a verle dentro de poco y ¡qué nos invite a
más bombones el día del Maestro! Gracias, D. Luis.
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